5.9.05

El corazón en la garganta y esa maldita sensación en el estomago.

Para el lector desprevenido: esta crónica es acerca del partido por las eliminatorias al mundial de Alemania entre Colombia y Uruguay en el Centenario.

Todo el día cabeceando frente al televisor, estirando esos últimos dos cigarrillos para no tener que levantarte una vez mas y soportar el dolor de cabeza que se negaba a abandonar la habitación. Sabes para que se crearon los domingos: para curar esa sensación en el estomago que dejan los fines de semana que comienzan los jueves gritando goles frente al televisor el día entero, eso no lo puedes negar. Lo que no tienes por seguro es tus habilidades de predicción de resultados y las artes de confiar en que las cosas saldrán bien. Las crónicas apuradas de finales del partido no apuntaron a mas que hurgar en las metáforas baratas de todas las tragedias futbolísticas de la historia, que por cierto se cuentan por millones. Son las cuatro y dieciocho hora local y yo todavía no le -quiero- encontrar explicación a lo sucedido en mi televisor. Peor aún, estoy convencido de que fue mi culpa. Me cito a mi mismo:

“El problema si llegamos a empatar es que nos vamos a desbocar por el otro golecito y nos jodimos por que se vino otro en contra …. El técnico va a sacar a los defensas y va a meter cinco delanteros mas … jueputa!”


Le dije que no soy bueno para predecir resultados futbolísticos. Pero no, el profe no logró que se me bajara el corazón de la garganta. Cada minuto que pasaba el muchacho en la raya calentando iba subiendo mas y mas -el corazón- en la garganta hasta casi ahogarme. Creo que nunca había gritado tantas mentadas de madre a alguien distinto al arbitro. Pero Poneeeeeeeeeloooooo Hijueputaaaaaaaa!!! - ojos desorbitados, puño enfurecido cual socialista chileno en los 70´s, el mundo entero desaparecido, solo el televisor y yo-

Bueno después de todo estoy mas seguro de que fue culpa de William Vinasco Ch. y su frase de la esperanza es lo último que se pierde. Ahí mismo se nos vino el milagrito que la Virgen del Carmen -con sus dos millones y medio de colegas, las vírgenes patronales de todos los pueblitos donde hay una plaza con iglesia y se jarta aguardiente desde los cinco años de edad- había estado gestando gracias a la devoción de un pueblo entero.

Yo para echarle culpas a los jugadores ya estoy muy curtido en esto del deporte rey. Sí, por que yo se -como toda persona sensata- que todo fue culpa de Higuita en el 90, pero también de Pacho que no lo sacó de una antes de que repitiera el espectáculo. Entonces tun! -léase onomatopeya- tenga!.

Ehh jueputa no hay derecho.

Estos manes grite y grite desde la raya de la cancha. Pero gritan y no meten a quien tienen que meter cuando lo tienen que meter. Así convierten en mártires a todos los de la audiencia de tanto sufrir.

La próxima prefiero darme de latigazos yo mismo en la espalda.

Ehh jueputa no hay derecho.


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