21.9.05

El lugar de las ansiedades.

Lejos de dejar mi culto en torno a las mesas estacionadas en las aceras, el café bien fuerte y los cigarrillos encendidos uno tras otro, lo que en principio digo yo que calma las ganas de soltar todo y salir del hoyo andino incrementa las ganas de apagar las luces y estirar el dedo al lado de la carretera. Cosas raras que tienen los cafés estos. Uno no se explica el escenario del todo, pues aquí donde vivo, buenos cafés no es que hayan muchos. Uno con historia es el del centro cívico de la ciudad. Pero en la zona rosa, el caos de los televisores y equipos de sonido callejeros pueden convertir una agradable conversación en el detonante de una migraña instantanea. Ahora es que me vengo a acordar de lo que Sabato escribió en la resistencia. Esa puta inmediatez y afán, es que yo lo entiendo. Por eso me convertí en hacerdor de burbujas. Ya no es como antes, lugares en los que los franceses discutían acaloradamente de si en mayo en julio. Creo que en definitiva la democratización de los cafés convirtió mi lugar favorito en el lugar de mis ansiedades. Queda mudarse comprar cafetera y sentarse en un balcón que no de a la ciudad.


Ah, esto era un mail para rea, pero me pareció que no estaba mal como para ir empacando el blog antes del aniversario.

.