Empezaré diciendo que es muy lamentable lo que está sucediendo en Venezuela en lo que concierne a su posible desafiliación de la FIFA. Tal vez no midieron los señores opositores (de la actual directiva de la federación venezolana de fútbol) el alcance de la torpeza que están cometiendo. No sabe ellos que a la FIFA pocos le han podido meter la mano y cuando se trata de imponer castigos administrativos jamás han temblado, pregunten en Chile
Las guerras por imperios se acabaron hace ya bastante tiempo, en su lugar ahora la catarsis se traslada al rectángulo verde. Once contra once (ahora millones de dólares contra millones de dólares) y un balón que hacen que nuestro corazón se desborde, llore o se llene de orgullo. No hay derrota nacional mas dolorosa que una en fútbol, son nuestros nuevos soldados los jugadores, deben mantener al menos la dignidad de nuestra bandera.
No exenta de problemas, el fútbol y la política han estado lamentablemente unidas desde hace mucho tiempo, para decirlo claro, desde que el fútbol es fútbol. No obstante a diferencia de lo que pueden pensar algunas personas, decir no es hacer, que dicha facultad solo de dioses omnipotentes es. No basta con proclamar el fútbol popular para que se haga dicha cosa.
Héroes hay bastantes en el globo futbolístico, y Rockstars también, están los que juegan partiéndose el alma por la tribuna, soberano pueblo al que se debe un ejercito de once y están los que modelan, aparecen de vez en cuando emulando sus días de gloria en el campo de batalla.
Conjunción de ambos extraña es y obedece a múltiples factores, pero hemos sabido desde siempre que hay quien sin sudar y solo con mandar, pretende mover fichas, poner y quitar. Presidentes de países durante dictaduras militares, reyes obstinados que pretenden extender el brazo de su nobleza, y populistas que quieren aprovechar un poco mas de la fiebre nacional.
Negaciones aparte, fuera del campo sucede mas de lo que en 90 minutos podemos contar o de lo que en la extensión de la crónica de un partido podemos analizar. Dicho antes quedó: No por decir se es.
Solo hay un lugar en donde todas las suposiciones que dan trabajo a los cronistas y a los directivos se pueden comprobar. Pellegrini lo acaba de decir y no era un gran misterio: Los millones no garantizan un buen equipo.
Este maldito vicio de suponer una cosa o la otra, Lamentablemente lo único cierto, esto es la soberanía del fútbol sobre todas las cosas, (tanto que ni Dios ni Buda ni Mahoma se han puesto los cortos), es pasada por alto. Cosa que nunca podremos solucionar con leyes humanas hechas para humanos sino con las leyes hechas para el fútbol, nación paralela que algunos quieren incorporar a su universo de juguete personal.
Lo dicho... bueh ya saben.
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Las guerras por imperios se acabaron hace ya bastante tiempo, en su lugar ahora la catarsis se traslada al rectángulo verde. Once contra once (ahora millones de dólares contra millones de dólares) y un balón que hacen que nuestro corazón se desborde, llore o se llene de orgullo. No hay derrota nacional mas dolorosa que una en fútbol, son nuestros nuevos soldados los jugadores, deben mantener al menos la dignidad de nuestra bandera.
No exenta de problemas, el fútbol y la política han estado lamentablemente unidas desde hace mucho tiempo, para decirlo claro, desde que el fútbol es fútbol. No obstante a diferencia de lo que pueden pensar algunas personas, decir no es hacer, que dicha facultad solo de dioses omnipotentes es. No basta con proclamar el fútbol popular para que se haga dicha cosa.
Héroes hay bastantes en el globo futbolístico, y Rockstars también, están los que juegan partiéndose el alma por la tribuna, soberano pueblo al que se debe un ejercito de once y están los que modelan, aparecen de vez en cuando emulando sus días de gloria en el campo de batalla.
Conjunción de ambos extraña es y obedece a múltiples factores, pero hemos sabido desde siempre que hay quien sin sudar y solo con mandar, pretende mover fichas, poner y quitar. Presidentes de países durante dictaduras militares, reyes obstinados que pretenden extender el brazo de su nobleza, y populistas que quieren aprovechar un poco mas de la fiebre nacional.
Negaciones aparte, fuera del campo sucede mas de lo que en 90 minutos podemos contar o de lo que en la extensión de la crónica de un partido podemos analizar. Dicho antes quedó: No por decir se es.
Solo hay un lugar en donde todas las suposiciones que dan trabajo a los cronistas y a los directivos se pueden comprobar. Pellegrini lo acaba de decir y no era un gran misterio: Los millones no garantizan un buen equipo.
Este maldito vicio de suponer una cosa o la otra, Lamentablemente lo único cierto, esto es la soberanía del fútbol sobre todas las cosas, (tanto que ni Dios ni Buda ni Mahoma se han puesto los cortos), es pasada por alto. Cosa que nunca podremos solucionar con leyes humanas hechas para humanos sino con las leyes hechas para el fútbol, nación paralela que algunos quieren incorporar a su universo de juguete personal.
Lo dicho... bueh ya saben.
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