Cada cierto tiempo, revivimos las arenas romanas cada domingo por la tarde. Llega ese momento del año en el que ovaciones de la tribuna pueden asegurar la vida o la muerte. Los emperadores no salen nada contentos con las decisiones de la tribuna, siempre les costará algo de dinero. Muchas veces, dinero que no tienen por que se van a segunda. Otras veces es dinero de mas por que el profe tenía dos años mas por cumplir en el contrato.
Algunas veces el chico que tanto prometía no rindió por que extraña a su familia al otro lado del atlántico o por que Dios mío, que va a saber él, que no terminó los años elementales de la escuela algo de holandés, francés o alemán. A lo mejor solo le hace falta comerse un sancochito de pescado los domingos para jugar bien. Misterios del fútbol.
El profe saca la cuenta de los puchos que se fumó y las canas que le sacó este equipo que creyó poder sacar campeón pero no aguantó. En las oficinas del club a veces no le paran muchas bolas a lo que dicen desde la tribuna, hay directivos que creen tener siempre mas la razón que las masas iracundas uniformadas de corazón.
Y con todo esto, los periodistas terminan sacando las cuentas de cuanto han acertado y cuanto han errado en sus promiscuas predicciones. Unos han logrado cambiar de opinión a tiempo, otros enviaron su resto al centro de la mesa y cerraron los ojos a esperar por un as de espadas que salvara su credibilidad.
Aún a final de temporada, el fútbol sigue siendo un acto de fe, y el estadio el lugar de peregrinación. La diferencia mi estimado lector, es que el santoral tiene micrófono y vocifera con mas autoridad de la que le corresponde, a ver si don Benedicto los llama a orden.
Muy de vez en cuando sucede que no se sabe como va a acabar todo y algunos estiran los números sacando mas cuentas que un árabe en día de mercado. Le quitan a unos que están arriba en la tabla y empujan por los que vienen de abajo. Ahora bien, el asunto se pone gracioso cuando usted tiene a todo un periódico de su lado, digamos uno como Marca. Pues resulta que se pone gracioso por que se esfuerzan en hacer no-noticias, pero lo realmente gracioso es que no se pongan de acuerdo ni con la realidad ni con quienes trabajan ahí. Unos le quitan para que luego otro le ponga. Uno dice un poquito, otro dice esto está mas que cocinado. El editor pone un titular contando pepitas de la camándula para que salga uno blanco a dar vuelta olímpica y el periodista de a pié redacta nota de consagración catalana. Misterios del periodismo deportivo, que va a saber este aprendiz de reportero.
A final de temporada hay mas derrocados que en Centroamérica desde mediados del siglo pasado. Pocos pueden salir con la cabeza muy en alto. Si tan sólo fuéramos menos bocones... solo un poquito menos bocones.
Tan fácil como van y vienen las fichas, se prometen copas a principio de temporada. Falta poco para comenzar a escuchar las trilladísimas disculpas-descripciones del siguiente plantel que tendremos: mezcla de juventud con experiencia, (unos pelaos que cobran barato y unos cuchos que no se quieren retirar y también cobran barato) un plantel sólido, (no tenemos para traer a nadie nuevo y a los que tenemos no les ofrecieron nada mas) tiempo de cambio, (el técnico esta un poco mal de la cabeza y no tiene ni idea de que hacer con estos haraganes que hemos conseguido por tan poco dinero, ya se le ocurrirá algo) y claro el super célebre: tenemos un Mercedes Benz por equipo (si, si, muy bonito pero los repuestos salen muy caros, tendremos que hipotecar hasta el alma si no nos funciona).
Pues nada, solo que a pesar de todo esto uno no se anima a claudicar y se niega a pensar que las cosas pueden ser peor la próximo temporada. Cosas del fútbol digo yo.
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