Sí, todo este tiempo nos mintieron, tanto unos, como los otros.
Usted querido lector, occidental, que vive en el siglo XXI y probablemente solo ha conocido como máximo dos sistemas políticos para gobernar los destinos de un país, me refiero en este caso, en carne viva, se preguntará a que se refiere el humilde autor de este artículo cuando hace referencia a la prepotencia de la democracia.
Claro, es difícil intentar siquiera, imaginarse otro sistema mejor. Bueno, supongamos no mejor, pero al menos algún otro a parte del comunismo o el socialismo y la democracia. Por mas idealista que uno pueda ser, debemos al menos, examinar el fondo del asunto con cierto detenimiento pasando por el supuesto máximo de que ningún sistema será alguna vez perfecto.
El problema al que en este caso nos queremos referir es a el ridículo en el que los dirigentes de cualquier país caen cada vez que enaltecen las instituciones democráticas. Digo yo, si algún día queremos que las cosas caminen mejor, nuestros electos personajes de tarjetón deberían dejar de asumir que están en lo correcto e intentar hacer caminar las cosas por el lado del sentido común. No sé, realmente por que razones nació la izquierda democrática, ni en que momento convencieron algunos filósofos puritanos a algunos señores de buena familia de que podían inventar la derecha conservadora.
Para empezar, la mayoría de los autodenominados izquierditas pro-democracia alguna vez se escondieron en el monte a punta de plomo para convencer a los campesinos de que quien gobernaba esta equivocado o tenía malas intenciones contra ellos. A los señores de buena familia, llamados de derecha, que manejaron históricamente la economía en épocas coloniales, como se les puede ocurrir decir que poseen una profunda convicción democrática y esperar que nos traguemos semejante mentira.
Yo personalmente sigo viendo al sistema democrático como un virus, ahora en estos tiempos, congénito, pues en nuestras tierras casi todos nacen católicos y demócratas por defecto. La democracia no es mas que un conjunto de requisitos para que un país sea bien visto por las naciones unidas. Forme como mínimo tres poderes públicos, celebre elecciones con cierta regularidad y listo, podrá su país mandar a unos cuantos a vivir a New York por un periodo determinado.
El problema es creerse el único, y peor aún el mejor. Es simplemente un juego de contradicciones, que nos hacen creer con las campañas donde se desempolvan los mejores discursos de la historia. Redención popular, gobernar para los pobres, defender las instituciones, combatir la corrupción, unidad nacional para salvarnos del desastre.
Parece esto un callejón sin salida, el paradigma occidental será muy difícil de superar, no espero con esto volver al romanticismo seudo comunista que invadió Latinoamérica en los años sesenta. No funcionó, por una u otra razón, pero no funcionó. Échenle la culpa a los yanquis o a los dictadores, no importa, vean que fácil es anotarse en la lista de hijos de los padres de cualquier movimiento. Pase lo que pase, Washington, Franklin o Lincon están bien muertos y no pueden decir si son padres o no de ese señor con tan profunda convicción democrática. Bolívar, Guevara, Marx y Lenin también están hechos polvo y no pueden negar la paternidad de ninguno de los auto denominados enviados al la era post moderna.
Así que pensándolo bien, las masas, inertes si son. No pueden pensar por si mismas. ¿Como nos vendieron tales mentiras durante tanto tiempo?. Al menos el beneficio de la duda deberíamos darle a la población electoral. ¿Acaso alguien, aun con lo apretadas que estaban las encuestas antes de las elecciones presidenciales mas recientes en Estados Unidos, dudaba que George Bush Jr saldría de la casa blanca?
Tomemos por un momento la siguiente cita del inquilino de la oficina oval: “La gente norteamericana, debe entender que la democracia no sucede de la noche a la mañana. Es un proceso. Después de todo, vean nuestra propia historia. Nosotros tenemos grandes principios enunciados en nuestra declaración de independencia y en nuestra constitución, aun así, tuvimos esclavitud por mas de cien años”. Pequeñas conclusiones. Uno: entonces no sirvió de mucho. Dos: ¿si hacía referencia a Irak? ¿Piensa mantener esta guerra por siquiera medio siglo?. La arrogancia da lugar a múltiples contradicciones o en el mejor de los casos a múltiples remiendos para justificar múltiples errores de concordancia.
La idea no creo que sea abdicar, después de todo, en algún lugar debemos vivir. ¿Pero ganamos algo con iniciar de nuevo el proceso de colonización?. Mas allá de los inevitables efectos de la globalización, creo firmemente que es posible comenzar a usar la cabeza a la hora de elegir.
La idea absolutista que ha reinado en la historia es que quien no está conmigo está contra mí, cuando no necesariamente (al menos en política) es así a acabado con nuestra propia libertad, pues no podemos exigir lo que no damos. Ya alguna vez le dije a un animado amigo latino (de los que adoran el país de las oportunidades y por tanto regaló su conciencia) que me llevó a conocer la estatua de la libertad: “mire, no está mirando hacia afuera, está mirando hacia adentro del país, le está dando la espalda al resto del mundo”.
Tenga usted en claro que cuando marca una tarjetita, dándole su confianza a un candidato está dándole permiso para que ese candidato haga lo que le de la gana, o lo que el jefe de ese candidato le de la gana, pero jamás para que lo represente a usted amigo elector, así que cada vez que elija a alguien para votar por él, tenga la seguridad de que lo que usted quiere es lo mas parecido a lo que a él le da la gana. Cuentas claras conservan amistades.
Lo dicho... en mi opinión.
Usted querido lector, occidental, que vive en el siglo XXI y probablemente solo ha conocido como máximo dos sistemas políticos para gobernar los destinos de un país, me refiero en este caso, en carne viva, se preguntará a que se refiere el humilde autor de este artículo cuando hace referencia a la prepotencia de la democracia.
Claro, es difícil intentar siquiera, imaginarse otro sistema mejor. Bueno, supongamos no mejor, pero al menos algún otro a parte del comunismo o el socialismo y la democracia. Por mas idealista que uno pueda ser, debemos al menos, examinar el fondo del asunto con cierto detenimiento pasando por el supuesto máximo de que ningún sistema será alguna vez perfecto.
El problema al que en este caso nos queremos referir es a el ridículo en el que los dirigentes de cualquier país caen cada vez que enaltecen las instituciones democráticas. Digo yo, si algún día queremos que las cosas caminen mejor, nuestros electos personajes de tarjetón deberían dejar de asumir que están en lo correcto e intentar hacer caminar las cosas por el lado del sentido común. No sé, realmente por que razones nació la izquierda democrática, ni en que momento convencieron algunos filósofos puritanos a algunos señores de buena familia de que podían inventar la derecha conservadora.
Para empezar, la mayoría de los autodenominados izquierditas pro-democracia alguna vez se escondieron en el monte a punta de plomo para convencer a los campesinos de que quien gobernaba esta equivocado o tenía malas intenciones contra ellos. A los señores de buena familia, llamados de derecha, que manejaron históricamente la economía en épocas coloniales, como se les puede ocurrir decir que poseen una profunda convicción democrática y esperar que nos traguemos semejante mentira.
Yo personalmente sigo viendo al sistema democrático como un virus, ahora en estos tiempos, congénito, pues en nuestras tierras casi todos nacen católicos y demócratas por defecto. La democracia no es mas que un conjunto de requisitos para que un país sea bien visto por las naciones unidas. Forme como mínimo tres poderes públicos, celebre elecciones con cierta regularidad y listo, podrá su país mandar a unos cuantos a vivir a New York por un periodo determinado.
El problema es creerse el único, y peor aún el mejor. Es simplemente un juego de contradicciones, que nos hacen creer con las campañas donde se desempolvan los mejores discursos de la historia. Redención popular, gobernar para los pobres, defender las instituciones, combatir la corrupción, unidad nacional para salvarnos del desastre.
Parece esto un callejón sin salida, el paradigma occidental será muy difícil de superar, no espero con esto volver al romanticismo seudo comunista que invadió Latinoamérica en los años sesenta. No funcionó, por una u otra razón, pero no funcionó. Échenle la culpa a los yanquis o a los dictadores, no importa, vean que fácil es anotarse en la lista de hijos de los padres de cualquier movimiento. Pase lo que pase, Washington, Franklin o Lincon están bien muertos y no pueden decir si son padres o no de ese señor con tan profunda convicción democrática. Bolívar, Guevara, Marx y Lenin también están hechos polvo y no pueden negar la paternidad de ninguno de los auto denominados enviados al la era post moderna.
Así que pensándolo bien, las masas, inertes si son. No pueden pensar por si mismas. ¿Como nos vendieron tales mentiras durante tanto tiempo?. Al menos el beneficio de la duda deberíamos darle a la población electoral. ¿Acaso alguien, aun con lo apretadas que estaban las encuestas antes de las elecciones presidenciales mas recientes en Estados Unidos, dudaba que George Bush Jr saldría de la casa blanca?
Tomemos por un momento la siguiente cita del inquilino de la oficina oval: “La gente norteamericana, debe entender que la democracia no sucede de la noche a la mañana. Es un proceso. Después de todo, vean nuestra propia historia. Nosotros tenemos grandes principios enunciados en nuestra declaración de independencia y en nuestra constitución, aun así, tuvimos esclavitud por mas de cien años”. Pequeñas conclusiones. Uno: entonces no sirvió de mucho. Dos: ¿si hacía referencia a Irak? ¿Piensa mantener esta guerra por siquiera medio siglo?. La arrogancia da lugar a múltiples contradicciones o en el mejor de los casos a múltiples remiendos para justificar múltiples errores de concordancia.
La idea no creo que sea abdicar, después de todo, en algún lugar debemos vivir. ¿Pero ganamos algo con iniciar de nuevo el proceso de colonización?. Mas allá de los inevitables efectos de la globalización, creo firmemente que es posible comenzar a usar la cabeza a la hora de elegir.
La idea absolutista que ha reinado en la historia es que quien no está conmigo está contra mí, cuando no necesariamente (al menos en política) es así a acabado con nuestra propia libertad, pues no podemos exigir lo que no damos. Ya alguna vez le dije a un animado amigo latino (de los que adoran el país de las oportunidades y por tanto regaló su conciencia) que me llevó a conocer la estatua de la libertad: “mire, no está mirando hacia afuera, está mirando hacia adentro del país, le está dando la espalda al resto del mundo”.
Tenga usted en claro que cuando marca una tarjetita, dándole su confianza a un candidato está dándole permiso para que ese candidato haga lo que le de la gana, o lo que el jefe de ese candidato le de la gana, pero jamás para que lo represente a usted amigo elector, así que cada vez que elija a alguien para votar por él, tenga la seguridad de que lo que usted quiere es lo mas parecido a lo que a él le da la gana. Cuentas claras conservan amistades.
Lo dicho... en mi opinión.
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