Una semana para perder el tiempo, no hay mucho que decir ni mucho hubo por hacer, todavía me estoy preguntando si valía la pena quedarse en la ciudad para caminar por el medio de la calle y atravesarme con el bueno el malo y el feo. A Dios gracias, siempre queda el fútbol pero esta vez solo nos sacó mentadas de madre.
Partido en plena semana mayor, mucho se había dicho pero al final nada sucedió, solo mas úlceras y preocupaciones para mi. Ayer en Maracaibo se enfrentaban Colombia y Venezuela por las eliminatorias al mundial, no queda mucho por decir, pues mucho se dijo antes del partido y nunca sucedió nada.
Dos equipos con serias necesidades, pero mayor que esto fue la suma de sus miedos, o tal vez de los miedos de los técnicos que solo arriesgaron bien entrado el segundo tiempo.
Hay que decir que la selección venezolana lo intentó mucho mas sin mucha gracia y elegancia pero si con bastantes ganas. Nunca se repusieron de la baja de Arango (las otras también contaron pero esta mucho mas) y terminaron por intentar enmendar errores que datan desde que el fútbol es fútbol y el mundo deliraba viendo a una pelota correr. Esto es, dependencia de un redentor. Sin ser el fútbol un juego en el que se metan deidades, siempre ha tenido un cierto carácter mesiánico, siempre desde la tribuna, el banquillo o la cabina se cuelga uno de su talismán, escapulario, santoral de turno para que con una genialidad desempolvada de los días del barrio acabe con el sufrimiento de un cero a cero.
Decíamos que Venezuela lo intentó mas, Colombia apretó los dientes y jugó como si estuviera a las puertas de la clasificación, nunca se esforzaron de mas, por carencia o por pereza. Tal vez preocupados mas en como se enfrentaran al monumental clamando venganza por la hazaña de la clasificación a Estados Unidos 94.
No entiendo que pretenderán los técnicos de hoy en día, podríamos decir que aquí perdió mas Venezuela por estar en casa, pero a Colombia esto no le ayuda mucho, sigue igual que ayer o peor según lo quieran ver.
Castillo hace rato que no juega como jugaba antes, y Giovanny debería dedicarse a vender empanadas, seguro que lo hace mejor y con esa cara de sufrimiento que pone tal vez le comprarían bastante.
A esta Venezuela le tocará ir a La Paz a mendigar y a poner a prueba su inteligencia colectiva para jugar en un lugar en el que hay que calcular cada milímetro corrido.
Rodará la bola y veremos, falta poco por recorrer.
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Partido en plena semana mayor, mucho se había dicho pero al final nada sucedió, solo mas úlceras y preocupaciones para mi. Ayer en Maracaibo se enfrentaban Colombia y Venezuela por las eliminatorias al mundial, no queda mucho por decir, pues mucho se dijo antes del partido y nunca sucedió nada.
Dos equipos con serias necesidades, pero mayor que esto fue la suma de sus miedos, o tal vez de los miedos de los técnicos que solo arriesgaron bien entrado el segundo tiempo.
Hay que decir que la selección venezolana lo intentó mucho mas sin mucha gracia y elegancia pero si con bastantes ganas. Nunca se repusieron de la baja de Arango (las otras también contaron pero esta mucho mas) y terminaron por intentar enmendar errores que datan desde que el fútbol es fútbol y el mundo deliraba viendo a una pelota correr. Esto es, dependencia de un redentor. Sin ser el fútbol un juego en el que se metan deidades, siempre ha tenido un cierto carácter mesiánico, siempre desde la tribuna, el banquillo o la cabina se cuelga uno de su talismán, escapulario, santoral de turno para que con una genialidad desempolvada de los días del barrio acabe con el sufrimiento de un cero a cero.
Decíamos que Venezuela lo intentó mas, Colombia apretó los dientes y jugó como si estuviera a las puertas de la clasificación, nunca se esforzaron de mas, por carencia o por pereza. Tal vez preocupados mas en como se enfrentaran al monumental clamando venganza por la hazaña de la clasificación a Estados Unidos 94.
No entiendo que pretenderán los técnicos de hoy en día, podríamos decir que aquí perdió mas Venezuela por estar en casa, pero a Colombia esto no le ayuda mucho, sigue igual que ayer o peor según lo quieran ver.
Castillo hace rato que no juega como jugaba antes, y Giovanny debería dedicarse a vender empanadas, seguro que lo hace mejor y con esa cara de sufrimiento que pone tal vez le comprarían bastante.
A esta Venezuela le tocará ir a La Paz a mendigar y a poner a prueba su inteligencia colectiva para jugar en un lugar en el que hay que calcular cada milímetro corrido.
Rodará la bola y veremos, falta poco por recorrer.
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